Este tema lo podríamos encuadrar de la siguiente manera; las emociones son un aspecto bastante complicado de reflejar, ya que en el influyen de sobremanera el estado anímico de la persona.
Dependiendo de si nos encontramos una situación de euforia transitoria o de irritación, no se puede clarificar con nitidez el objeto de su existencia, es decir, no es un concepto totalmente transparente y si bastante inexacto en cuanto a su evaluación por parte de los psicólogos o las personas asociadas que están especializadas en su estudio.
Otro aspecto, a parte de estos bocetos iniciales, que desde mi punto de vista, ayudan a establecer en el lector una visión inicial y central del tema, es el del control de las emociones. La causa de las emociones es múltiple. La primera fuente reside en la estimulación directa de cualquier parte del organismo y otra parte, no menos desdeñable, es la que está constituida por los propios procesos sensorio – motores. La tercera es la que consiste en el pensamiento y en el deseo. Pero hay algo que es claro; las 3 son directamente proporcionales y en el computo global de las emociones, las 3 participan activamente y no podemos infravalorar ninguna de ellas. Sin embargo, las 3 se pueden controlar. Mediante medicamentos, como antidepresivos, alcohol o relacionados con ellos, con ejercicios dedicados a alcanzar la paz espiritual como el yoga y mediante la interiorización de nuestras pautas de comportamiento, para poder efectuar después un proceso de autocrítica y ver a nuestro ojos, cual ha sido la causa de nuestras emociones desagradables. Pero me voy a centrar en el tercero.
Nosotros pensamos que nuestras emociones se circunscriben a efectos exteriores, ajenos a nosotros. Pero esto no es del todo cierto. Si nosotros controlamos nuestras pensamientos interiores, nosotros controlaremos nuestras emociones y esta es la única forma de evadirnos de esas emociones negativas que nos atormentan. No intentemos explicarlos pensando que lo que nos rodea es lo que nos causa ira, cólera o satisfacción. Son nuestras pensamientos, que sirven para calibrar el estado emocional por el que pasamos.
Por ello: Controlemos nuestras emociones Þ Controlaremos nuestros pensamientos Þ Negativos o Positivos según el caso.
Mucha gente piensa que la mejor forma de controlar esas sensaciones angustiosas es la expulsión directa, sin contemplaciones mediante la forma coloquial ´´ desahógate con la primera cosa que veas ´´ . Sin embargo, esto no es la solución definitiva, ya que son momentos transitorios, que pueden aliviar la pena o tristeza de una forma bastante rauda, sin que alcanzemos el modo de satisfacción duradero.
Dependiendo de si nos encontramos una situación de euforia transitoria o de irritación, no se puede clarificar con nitidez el objeto de su existencia, es decir, no es un concepto totalmente transparente y si bastante inexacto en cuanto a su evaluación por parte de los psicólogos o las personas asociadas que están especializadas en su estudio.
Otro aspecto, a parte de estos bocetos iniciales, que desde mi punto de vista, ayudan a establecer en el lector una visión inicial y central del tema, es el del control de las emociones. La causa de las emociones es múltiple. La primera fuente reside en la estimulación directa de cualquier parte del organismo y otra parte, no menos desdeñable, es la que está constituida por los propios procesos sensorio – motores. La tercera es la que consiste en el pensamiento y en el deseo. Pero hay algo que es claro; las 3 son directamente proporcionales y en el computo global de las emociones, las 3 participan activamente y no podemos infravalorar ninguna de ellas. Sin embargo, las 3 se pueden controlar. Mediante medicamentos, como antidepresivos, alcohol o relacionados con ellos, con ejercicios dedicados a alcanzar la paz espiritual como el yoga y mediante la interiorización de nuestras pautas de comportamiento, para poder efectuar después un proceso de autocrítica y ver a nuestro ojos, cual ha sido la causa de nuestras emociones desagradables. Pero me voy a centrar en el tercero.
Nosotros pensamos que nuestras emociones se circunscriben a efectos exteriores, ajenos a nosotros. Pero esto no es del todo cierto. Si nosotros controlamos nuestras pensamientos interiores, nosotros controlaremos nuestras emociones y esta es la única forma de evadirnos de esas emociones negativas que nos atormentan. No intentemos explicarlos pensando que lo que nos rodea es lo que nos causa ira, cólera o satisfacción. Son nuestras pensamientos, que sirven para calibrar el estado emocional por el que pasamos.
Por ello: Controlemos nuestras emociones Þ Controlaremos nuestros pensamientos Þ Negativos o Positivos según el caso.
Mucha gente piensa que la mejor forma de controlar esas sensaciones angustiosas es la expulsión directa, sin contemplaciones mediante la forma coloquial ´´ desahógate con la primera cosa que veas ´´ . Sin embargo, esto no es la solución definitiva, ya que son momentos transitorios, que pueden aliviar la pena o tristeza de una forma bastante rauda, sin que alcanzemos el modo de satisfacción duradero.